Nos encontramos conectados a inmensos repositorios de conocimiento, pero aún no hemos aprendido a pensar

La principal onda portadora de progreso durante el último siglo ha sido la propia idea central de la Ilustración: que más conocimiento -más información-, lleva a mejores decisiones; donde uno puede por supuesto, dar a ese «mejores» la definición que sea de su gusto. A pesar de los embates de la modernidad y la posmodernidad, esta idea central ha acabado por definir no solo aquello que se ha implementado, sino incluso lo que se considera posible para las nuevas tecnologías. Internet, en su juventud, se describía a menudo como una «autopista de la información, un conducto para el conocimiento que, con las luces parpadeantes de los cables de fibra óptica, ilumina el mundo. Cualquier dato, cualquier cuanto de información, está disponible con un toque de teclado; o eso hemos querido creer.

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Por favor, tocad tanto como podáis

La resistencia intima

La proximidad a las cosas y a los otros no se aviene con las abstracciones. Resulta curioso que, hoy más que nunca, andemos faltos de concreción. De ahí que sea imperioso un nuevo materialismo: el de las manos que toman y tocan; el de los olores que sentimos y el de los colores – fuera de las pantallas – que vemos. Sigue leyendo «Por favor, tocad tanto como podáis»

El nuevo coronavirus es una epidemia verdaderamente moderna

El excelente divulgador Ed Yong escribe en The Atlantic sobre lo que la nueva epidemia del coronavirus dice sobre el mundo en que vivimos:

Cada nueva crisis sigue un patrón familiar, a medida que los científicos, epidemiólogos, trabajadores de la salud y políticos se esfuerzan por caracterizar y contener la nueva amenaza. Cada epidemia también es diferente, y cada una es un espejo que refleja la sociedad a la que afecta. Sigue leyendo «El nuevo coronavirus es una epidemia verdaderamente moderna»

¿Por qué creemos en teorías de la conspiración?

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Uno de los fenómenos más llamativos del panorama informativo parece ser la profusión de teorías de la conspiración. No es algo nuevo en absoluto, pero con la preocupación por las noticias falsas parece que las teorías de la conspiración están recibiendo una renovada atención.

Prueba de ello es la entrevista que Amanda Arnold nos ofrece en The Cut con Anna Merlan, autora de un libro en torno a este fenómeno con el título Republic of Lies (inédito en español en el momento de escribir estas líneas). Sigue leyendo «¿Por qué creemos en teorías de la conspiración?»

15 razones para evitar el consumo de noticias

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Nuestra relación con eso que llamamos noticias se ha complicado mucho en los últimos tiempos. No sólo por la deriva en la que había entrado nuestra relación con los grandes medios de comunicación: una sospecha casi por defecto de manipulación interesada y de partidismo. También por el escándalo de las noticias falsas, lo mucho que el concepto está dando de que hablar y la sospecha de que los medios han tenido mucho que ver en el nacimiento del fenómeno.

Es un buen momento para recuperar una idea provocadora que Rolf Dobelli propuso en un artículo de ya hace unos años titulado Avoid news: towards a healthy news diet. Es decir, evitar el consumo de noticias para mantener una saludable dieta de información. Sigue leyendo «15 razones para evitar el consumo de noticias»

Acabemos con el mito de la Sociedad del Conocimiento

Ya hace al menos un par de décadas que la expresión “sociedad de la información” pasó a formar parte del imaginario colectivo. La información siempre ha jugado un papel importante en las sociedades humanas, pero es en este último lapso de tiempo en el que el desarrollo de las tecnologías de la información y comunicación (TICs) ha permitido desplegar la SI en todo su apogeo.

Con la SI vino asociada desde un buen principio otra idea: la de la “sociedad del conocimiento”. Y es que, según la narrativa más difundida, la abundante información disponible abriría la posibilidad para la generación de conocimiento como nunca antes se había conocido en la historia humana. Y con esta producción de conocimiento se generaban nuevas oportunidades para conseguir sociedades más cívicas, más justas y, por qué no, más sabias.

Si había dificultades en la transición de la SI a la SC serían de carácter técnico, continuaba el discurso: la brecha digital en el acceso a las TICs que impedía que buena parte de las poblaciones humanas pudieran beneficiarse del caudal de información que fluía a través de ellas. O, en todo caso, el problema de base sería cómo aprender a manejar las herramientas (la alfabetización digital), y educar al público en el uso de unas sencillas pero poderosas pautas para evaluar la información y detectar las mentiras, las estafas y los engaños.

Así decía el discurso, de una manera muy resumida y abreviada.

Visto lo visto hasta el momento presente, creo que lo mejor que podríamos hacer con esa narrativa es tirarla a la basura y pasar a otra cosa. O, cuando menos, reexaminar muy seriamente la posibilidad de sus supuestos centrales.

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