
(Graffiti en un lavabo de tías en una universidad de Filipinas)
Recuerda mimarte, recuerda acicalarte.
El mundo no recompensa a las chicas con granos.
No te sientes como una rana, siéntate como una reina.
Compra un champú que realce el brillo de tus cabellos.
Si tu pelo es liso, entonces rízalo.
Recuerda mimarte, recuerda acicalarte.
Mantén tu aliento con sabor a menta y tus dientes blancos y limpios.
Píntate las uñas para que resplandezcan, diez perlas.
No te sientes como una rana, siéntate como una reina.
Sonríe, especialmente cuando te encuentres mal.
Mantén bajada la capota de tu coche cuando salgas a dar una vuelta.
Recuerda mimarte, recuerda acicalarte.
No cedas a tus antojos, necesitas estar delgada
para que tu falda pueda levantarse cuando saltes y dés vueltas.
No te sientes como una rana, siéntate como una reina.
No te cases con el profesor, cásate con el decano.
Cásate con el rey, no te cases con el conde.
Recuerda mimarte, recuerda acicalarte.
No te sientes como una rana, siéntate como una reina.
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Denise Duhamel es una poetisa norteamericana, con varios libros publicados y galardonada con diferentes premios y becas. En 2008 Barteleby Editores publicó en español un libro inédito en EEUU, titulado Afortunada de mí, en el que se incluye el poema de esta entrada.
En el prólogo, Thomas Fink escribe sobre Duhamel:
[…] Denise Duhamel se ha establecido gradualmente como una de las poetas sociales más convincentes de Estados Unidos. Lo que quiero decir con social es esto: incluso cuando la experiencia personal está en la vanguardia de su poesía, el centro real es por lo general la exploración de tendencias culturales más amplias, ya sean intensamente problemáticas, ridículas o alentadoras. Como la dimensión personal está superpuesta sobre la rejilla de lo social, somos convocados a discernir la interdependencia de los dos.
El feminismo, teñido de humor ácido, es una señal de Duhamel, como se puede comprobar en Por favor…. , del que Fink escribe:
[…] constituye una irónica articulación del asunto de la autoobjetividad y de la autocomplacencia diseñadas para inducirte a casarte con «el decano» antes que con «el profesor» y con «el rey» antes que con «el conde».