Algunos mitos sobre la excepcionalidad del cerebro humano

El cerebro humano es un órgano fascinante, objeto de múltiples estudios científicos que buscan desentrañar su estructura, su funcionamiento y qué cualidades tiene que hacen a nuestra especie tan especial. Un excepcionalidad que inevitablemente parece que se da por supuesta, entre científicos y público en general por igual. De hecho, éste último es el receptor de ideas fragmentarias producidas por la investigación, una investigación en la mayoría de las veces complicada y compleja, por lo que abundan los mitos, los malentendidos, las verdades a medias o las simples equivocaciones. Pero no sólo campan éstas entre el público general: también la comunidad científica ha parecido asumir una buena cantidad de ideas que se han convertido en conocimiento común, y que la investigadora Suzana Herculano-Houzel se encargó de desbaratar con su trabajo investigador, cuyos resultados se recogen en su obra The human advantadge. Sigue leyendo «Algunos mitos sobre la excepcionalidad del cerebro humano»

El papel de las mochilas en la evolución humana

Bolsos, bolsas, mochilas y similares son un complemento omnipresente en nuestras vidas, siempre disponibles para los más variados usos. Tales útiles puede que nos acompañen desde hace miles de años y que hayan jugado un importante papel en la evolución humana.

Eso es lo que argumentan Thomas Suddendorf y Michelle Langley en un artículo para The Conversation.

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¿Por qué favorecemos a los familiares por sobre de las demás personas?

Los humanos parecemos tener la tendencia de favorecer a los miembros de nuestra familia por encima de otras personas, e incluso en casos extremos por encima de nuestra propia seguridad.

¿Qué explica esa tendencia? Podría pensarse que es la cultura la que favorece ese trato desigual hacia los demás, pero el psicólogo Steve Stewart-Williams nos explica en un artículo en The Naked scientist por qué culpar a la cultura es erróneo, y por qué la explicación tiene que ver con la naturaleza humana y con la selección natural. Sigue leyendo «¿Por qué favorecemos a los familiares por sobre de las demás personas?»

El sentido de la vida, según un existencialista darwiniano

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Puede que la pregunta por cuál es el sentido de la vida no se presente a todo el mundo, o no se presente con la misma fuerza o insistencia. Aun si así fuera, no cabe duda de que para muchísima gente es una de las preguntas más urgentes, en especial a medida que nuestra vida avanza hacia la madurez o hacia la vejez.

Muchas personas encuentran el sentido de la vida en la fe que profesan dentro de una religión particular. El filósofo Michael Ruse, en un artículo para la plataforma Aeon, nos habla de una fuente de sentido alternativa: aquella que proviene de la teoría de la evolución de Charles Darwin. Sigue leyendo «El sentido de la vida, según un existencialista darwiniano»

¿Necesitamos una nueva ciencia de la discusión constructiva?

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Cualquiera que pase un tiempo navegando por internet y consultando las redes sociales, puede llevarse la sensación de que las discusiones sobre temas controvertidos parecen más un campo de batalla que una conversación.

Twitter es la red social que suele ser utilizada como ejemplo por excelencia de estas dinámicas: las polémicas estallan y pueden acabar implicando a cientos de personas diciendo la suya, convencidos de que son ellos quienes tienen razón y que son los otros los equivocados.

Para algunas personas puede que haya llegado el momento de establecer una disciplina que se encargue de estudiar de manera específica por qué y cómo se producen este tipo de desacuerdos. Sobre esa posibilidad escribe Jesse Singal en un artículo para The Atlantic.

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El genio de Charles Darwin, según Richard Dawkins, en una serie documental

Más de 150 años después de su publicación, en 1859, El orgien de las especies de Charles Darwin sigue generando controvertidos y apasionados debates. Lo cierto es que la teoría de Darwin ha resistido de una manera espectacular el paso del tiempo, y ha sido refrendada por miles de experimentos independientes que han puesto a prueba cada una de sus predicciones (aunque muchos creacionistas se empeñen en considerar que la evolución por selección natural es «sólo una teoría» y que, por tanto, no está confirmada).

Muchos son los especialistas que se han dedicado al estudio de las ideas de Darwin. Entre el público general destaca el biólogo Richard Dawkins quien, con obras como El gen egoísta o Escalando el monte improbable, ha contribuido sobremanera a la difusión de las ideas de Darwin.

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¿Qué es una teoría científica?

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Hay grandes teorías científicas que suelen recibir ataques de escépticos de diversos tipos utilizando el argumento “es sólo una teoría”.

Pero ¿es algo negativo ser una “teoría”? ¿Qué es exactamente una teoría científica, y cuando deberíamos aceptarla? A esas preguntas nos responde Tom Solomon en un artículo para The Conversation. Sigue leyendo «¿Qué es una teoría científica?»

¿Qué es ser «sexista»?

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En la actualidad existe una cada vez mayor conciencia sobre la necesidad de lograr que en nuestras sociedades se produzca una igualdad efectiva de derechos y oportunidades entre sexos. Aunque se han conseguido logros en las últimas décadas, sin duda queda mucho por hacer.

Esa conciencia cívica, de la mano de diferentes movimientos sociales y figuras públicas, se mantiene alerta ante los indicios de sexismo en nuestra sociedad. Pero, ¿qué es exactamente el “sexismo”?

Puede parecer una pregunta trivial, pero Jonny Anomaly y Brian Boutwell argumentaron el pasado diciembre de 2016 en un artículo para Quillette  que estamos haciendo un uso demasiado amplio del término. Y ello podría llevar a la pérdida de sentido del concepto y en consecuencia a una menor efectividad.

Para Anomaly y Boutwell sin duda hay razones históricas más que sobradas para que estemos en guardia ante los intentos del sexo masculino por dominar y reprimir al femenino. Pero los autores creen que el término sexismo se está aplicando de manera demasiado laxa, y en ocasiones de manera injusta cuando se sugiere que efectivamente existen diferencias entre hombres y mujeres.

Para los autores, el término “sexista” debería reservarse para…

Las personas que tratan a un sexo como superior al otro, o que usan falazmente la información sobre diferencias entre sexos como justificación para tratar a hombres o mujeres individuales como meros miembros de un grupo.

Anomaly y Boutwell rechazan que “sexista” se aplique a algunas observaciones sobre las diferencias entre sexos como por ejemplo: las diferentes tasas de violencia observadas en hombres y mujeres; o ligeras diferencias en cognición y en especial en habilidades e intereses que, tomadas en conjunto, pueden contribuir a explicar diferencias reales entre sexos (como las carreras académicas que hombres y mujeres eligen, el orden de prioridades en que se coloca a la familia o al éxito profesional, e incluso el tipo de literatura y de películas preferidas).

En ese sentido, Anomaly y Boutwell recalcan que el imperativo moral de un trato justo e igualitario para ambos sexos no debería llevar a negar cualquier diferencia que pueda haber entre hombres y mujeres, o a utilizar la acusación de “sexista” a todo aquel investigador que sugiera la existencia de esas diferencias. Una claridad en el uso del término que para los autores es importante:

Si todo el mundo es sexista, entonces nadie lo es. Y para que el progreso moral continúe, necesitamos saber quiénes son realmente los sexistas.

El artículo de Anomaly y Boutwell contiene interesantes argumentos sociológicos y científicos. Para valorarlos en su justa medida, consulta el artículo original (en inglés) en Quillette.

 

Da que pensar: Sin duda que la ciencia, o más bien, algunas malas interpretaciones de la ciencia, se han utilizado para justificar lo injustificable en cuanto a las diferencias de género. Ciertas interpretaciones también han servido de base para libros de “ciencia” popular que muestran una visión sesgada, cuando no directamente absurda, de las diferencias entre hombres y mujeres. Pero, como escriben Anomaly y Boutwell, esto no quiere decir que no haya ninguna diferencia en el comportamiento entre ambos sexos.

El biólogo Jerry Coyne ofrece un ejemplo de estas diferencias en su blog Why evolution is true. Coyne escribe un artículo a cuento de una reseña en el diario The Guardian del libro de Cordelia Fine Testosterone Rex. La entrada de Coyne es de lo más pertinente para el tema de esta entrada, pues Fine es una ferviente detractora de toda afirmación que implique la existencia de diferencias entre hombres y mujeres.

Coyne reconoce que no ha leído el libro de Fine, por lo que su argumento no va en el sentido de criticar su obra tanto como de criticar un párrafo concreto de la reseña de The Guardian, que puede ser adscrito a lo que Fine argumenta en su libro: que no existen diferencias biológicas en el comportamiento sexual.

Según la teoría de la selección sexual, la diferencia en este comportamiento se basa en que para las hembras el producir óvulos es más costoso que para los machos el producir espermatozoides. Además, las hembras son las que suelen soportar el peso del cuidado y la crianza de las crías. Por ello, la teoría predice que las hembras serán más selectivas en cuanto a la reproducción y a la elección de pareja, mientras que se puede esperar que los machos sean más promiscuos y competitivos.

El artículo de Coyne se centra en mostrar algunos datos que apoyan la existencia de una mayor promiscuidad en hombres que en mujeres, datos que sí están bien fundados por la investigación actual. Mencionaré sólo un par:

En primer lugar, tanto en humanos, como en primates y otras especies, los machos tienen una mayor variación en cuanto éxito reproductivo que las hembras. Para Coyne “sería extraordinario si ello sólo fuera una coincidencia basada en el “condicionamiento social” en humanos, pero el producto de la evolución en todas las demás especies que no tiene condicionamiento social”.

En segundo lugar, en las especies en las que el macho invierte más en la reproducción que las hembras se observa un patrón inverso al habitual: los machos son más selectivos mientras que las hembras son más promiscuas. Comenta Coyne: “De hecho, en estos grupos son las hembras las que tienen colores más vivos y ornamentos mientras que los machos son de colores más apagados: lo opuesto a la situación normal, pero justo lo que predice la teoría de la selección sexual”

Coyne deja bien claro en su artículo que para él defender la teoría de la selección sexual no tiene nada que ver con defender la idea de que las mujeres son monógamas y domésticas, al contrario de los hombres. Defender la igualdad de derechos y de oportunidades entre hombres y mujeres no debería implicar el negar los estudios científicos sobre la diferencia entre sexos, siempre que estos sean serios y estén fundamentados en otras evidencias previas. Escribe Coyne:

Como he dicho, no he leído el último libro de Fine; estoy reaccionando contra un par de párrafos de la reseña de The Guardian – párrafos que implican […] que la selección sexual no existe: todo sería producto del condicionamiento social y del Patriarcado. Pero hay demasiados hechos biológicos (aducidos por primera vez por Darwin) que apoyan [la selección sexual], por no hablar del número de animales que no tienen un “patriarcado” que muestra una fuerte evidencia por la selección sexual y por el comportamiento sexual que se parece al de los humanos.

 

Imagen de Didier Castañeda con licencia Creative Commons Atribución – Sin derivados

Un gen del desarrollo óseo podría haber aumentado la cognición en humanos

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Uno de los aspectos de la evolución biológica que en ocasiones cuesta más de comprender (y de aceptar) es su carácter oportunista. Los organismos parecen estar diseñados a la perfección para sobrevivir en su entorno, pero lo cierto es que la evolución no es ningún proceso de diseño: a lo largo de las generaciones, el proceso evolutivo aprovecha lo que tiene disponible en el momento para dar lugar a nuevas adaptaciones que pueden llegar a ser beneficiosas. Es un proceso oportunista, en el que se pueden dar cambios y giros sorprendentes.

En noviembre de 2016, la revista Nature publicaba un trabajo de un equipo de neurobiólogos de la Harvard Medical School que mostraba uno de esos giros sorprendentes. Según sus conclusiones, un gen que regula el crecimiento de los huesos y el metabolismo de los mamíferos podría haber tomado un papel adicional como promotor de la maduración del cerebro, la cognición y el aprendizaje tanto en los primates no-humanos como en los humanos. Sigue leyendo «Un gen del desarrollo óseo podría haber aumentado la cognición en humanos»