Si el lector es usuario de biblioteca pública, puede que ya sepa que hay bibliotecas que mantienen los libros devueltos en un periodo de cuarentena más o menos prolongado. No se sabe a ciencia exacta el tiempo que el coronovarius puede sobrevivir en diversas superficies, y aunque se supone que el uso de libros de una biblioteca pública no es un foco de infección potencial ni grave, todas las precauciones son pocas para cuidar a los usuarios de dichas instituciones. Además, no falta un porcentaje del público que está realmente preocupado por el hecho de que los libros de una biblioteca pudieran transmitir el virus.
El pánico hacia los libros de una biblioteca como agentes de infección no es algo nuevo. De hecho, tal y como recoge Smithsonian Magazine en un artículo escrito por Joseph Hayes, a finales del siglo XVIII en el mundo anglosajón se produjo un fenómeno de pánico colectivo denominado “El gran miedo a los libros”.
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